lunes, 15 de febrero de 2010

CLUB DE LECTURA: Caín

Leer siempre supone un placer (para los que nos gusta), pero imaginaos que os enfrentáis a lo siguiente al abrir un libro: una sucesión de oraciones muy largas sin puntos y aparte, sólo comas y puntos, sin guionado del diálogo, todo seguido, con párrafos del tamaño de capítulos enteros: estilo "vocal", que se denomina.
A simple vista puede parecer tedioso leer una novela de esta guisa pero, sin embargo, a veces uno se acostumbra y acaba resultando una lectura rápida y ligera. Bien, pues esto sólo es posible si quien escribe la novela es un autor magistral, un maestro. Por ejemplo, José Saramago.
Acaba de publicar el portugués su 17ª novela: Caín, una revisión histórica y muy personal de pasajes del Antiguo Testamento. Su principal cometido es dejar en mal lugar a Dios a través de lo acontecido en la vida de Caín, hijo de Adán y Eva, que mató a su hermano Abel. Y vaya si lo consigue.
Interpretando a su manera, tergiversando muchos de los pasajes y, sobre todo, demostrando a base de silogismos, razonamientos y lógica aplastante la absurdez y la inverosimilitud de muchos (por no decir todos) de los relatos escritos en el Antiguo Testamento, Saramago consigue de cabo a rabo ridiculizar la figura del Dios bíblico.
Con menos de 200 páginas y sabiendo que la ironía, el sarcasmo, el sentido del humor y la caricatura, que suele reflejar el portugués en sus libros, están presentes desde la primera a la última, es imprescindible no dejar pasar esta novela.
Y para el que no haya leído aún nada de José Saramago, aparte de no confesarlo, puede comenzar a descubrirlo con este ligerito Caín y continuar con joyas como La Caverna, Las Intermitencias de la Muerte, Ensayo sobre la Ceguera, Ensayo sobre la Lucidez... Todas tremendas, impactantes; llevando a los protagonistas a situaciones extremas y, a priori, surrealistas: un pais donde la gente deja de repente de morir, una ciudad donde el 80% vota en blanco, la humanidad que de repente se ve asolada por la ceguera blanca... convirtiendo todas ellas en magníficas parábolas y metáforas sobre la sociedad actual.
Con el tiempo, José Saramago quedará como uno de los autores más grandes del siglo XX, del que afortunadamente podemos seguir disfrutando en el siglo XXI.

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